"Aún haciendo a un lado la inestabilidad debida a la especulación, hay otra inestabilidad que resulta de las características de la naturaleza humana: que gran parte de nuestras actividades positivas dependen más del optimismo espontáneo que de una expectativa matemática, ya sea moral, hedonista o económica. Quizá la mayor parte de nuestras decisiones de hacer algo positivo, cuyas consecuencias completas se irán presentando en muchos días por venir, sólo pueden considerarse como el resultado de los espíritus animales -de un resorte espontáneo que impulsa a la acción de preferencia a la quietud, y no como consecuencia de un promedio ponderado de los beneficios cuantitativos multiplicados por las probabilidades cuantitativas-"

John Maynard Keynes

lunes, 4 de abril de 2011

No voy en tren…

Todos conocen el estado en que se encuentra hoy el transporte público en Argentina. Sin ir más lejos, el caso emblemático es el tren. A pesar de las privatizaciones masivas de la década de los 90, la calidad del servicio tuvo un pico de mejora para luego volver a caer en la calidad de la prestación. Obviamente esto responde a los incentivos que ofrecen las regulaciones existentes, que no promueven las inversiones necesarias para que el servicio funcione correctamente.
Lo que más llama la atención es la permanencia de algunos ramales y líneas de tren en manos del Estado. Particularmente, he viajado en el servicio de Ferrobaires que funciona de la capital hasta Carlos Casares en la provincia de Buenos Aires y se puede apreciar cómo con tan poco se mantiene funcionando un tren. No estoy a favor ni en contra de una provisión u otra, quiero dejar en claro eso.
Las maquinas datan de mitad de siglo XX. Si se agregan vagones, a la maquina le cuesta tirarlos y corre riesgo de rotura. Si ponen pocos, la gente viaja hacinada. La mejor época para viajar es en otoño y primavera porque la temperatura lo permite. En verano e invierno es imposible.
 Más allá de esto, está bueno saber cuáles son las alternativas. Se puede viajar hacia zona oeste en combi o en colectivo, en ambos casos estamos hablando de alrededor de 50 guita hasta el destino final del tren. Mientras que en este último el costo del viaje no supera los 20 mangos. Se sabe que el viaje en tren es mucho más seguro (no podemos decir más confiable porque a veces no llega a destino) entonces podemos prever que si el servicio realmente fuera bueno, estaríamos hablando de una mayor demanda que se desplazaría desde el colectivo y la combi hacia el tren.
Podemos verlo en un gráfico:
Como se puede ver, en el tren hoy el equilibrio se da en el punto donde el costo marginal es igual a la demanda por un servicio malo. Si yo se que el servicio no va a mejorar voy a demandar mucho menos de transporte público, en este caso del Ferrobaires.
Por otro lado, debemos considerar las barreras existentes para que esta mejora se dé. El factor “Moyano” es muy relevante para levantar barreras a este tipo de cuestiones. Así como se ha favorecido en los últimos tiempos el transporte de granos en camiones, también ocurre con el transporte de pasajeros.
En todo el mundo el tren funciona de manera eficiente y es un medio seguro para circular. Acá cada vez se congestionan cada vez más las rutas y caminos del país con todo lo que eso significa a futuro.
No estoy diciendo nada nuevo, pero esta bueno como ejercicio pensar cuál sería el costo de tener un buen servicio de trenes provistos por el Estado y cuál sería la disposición a pagar por tal mejora. Para pensar…